Don Héctor José Rizek Llabaly nos transmite su gran pasión y amor por el cultivo del cacao. Cuenta que sus abuelos llegaron a República Dominicana en 1895, procedentes de Palestina y Nazaret. En 1905, su padre, Nazario Rizek Rizek, les siguió los pasos, estableciéndose en San Francisco de Macorís junto a su esposa, Badía Llabaly, también de origen palestino. “Mi papá continuó el negocio del cacao que había iniciado mi abuelo. Tuvo la visión de que era un fruto de mucha importancia". Y acertó, hoy tras más de un siglo de trabajo, el cacao Rizek se ha convertido en un producto de reconocida calidad internacional, que suple a los más importantes chocolateros del mundo y representa cerca del 30% de la producción total de cacao orgánico del país.
Un placer pasear con él por la plantación Esmeralda y tomar un café en su despacho junto a las fotos de sus antepasados.
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