6.22.2014

A 60 cuadras del centro de Lima.





Avenida Arequipa dirección opuesta al mar, el cielo blanco cubre Lima y el ruido del tráfico es ensordecedor, durante el paseo parte andando parte en microbus nos cruzamos con infinidad de vendedores ambulantes, barrios de tiendas temáticas, edificios inmensos desvencijados, parques pulcros repletos de policía y de adolescentes demostrando su amor en público, perros sin nada que hacer en unas calles invadidas por gente. En medio de todo esto nos sentimos más de aquí que de muchos otros lugares que hemos visto, será la lengua que compartimos. Nuestros pies llaman la atención, sandalias sin calcetines, en un invierno peruano que para nosotros es primavera. Empezamos a usar algo de su vocabulario y sus gestos, un plato de chancho con arroz, más de 20 cuadras de distancia, y un solo beso al saludarte. Nuestro cuerpo ya ha entendido las 14 horas de avión que nos separan de casa y las 7 horas de diferencia horaria, nada como un largo sueño.

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