11.14.2012

Una misa copta etíope. Mariam Church. Mekelle.








A lo largo de nuestros viajes por Etiopía hay algunas cosas que siempre se repiten, los rezos de los curas en las iglesias ortodoxas desde el atardecer hasta el amanecer cantados a través de micrófonos a toda la ciudad, es una de ellas.

Desde las habitaciones donde dormíamos a lo largo y ancho del país, cada sábado y domingo se repetían los mismos cantos durante horas y horas. La ortodoxa es la religión predominante por estos lugares, y eso se nota.

Esta vez no queremos irnos del país sin saber exactamente, visto por nuestros ojos y oído por nuestros oídos que es lo que ocurre durante todas esas horas en el interior de las iglesias. Primero preguntar a Tesfu si nos puede ayudar a entrar el sábado por la noche, segundo concertar una cita con el obispo de la ciudad para pedir permiso. La mañana del martes y después de estar un buen rato hablando con Abba Stephanos tenemos su permiso, podremos entrar en la iglesia, a las dos partes que la forman, la tercera imposible, reservada para obispos VIP.

A la 1 de la mañana del domingo con un cielo cargado de estrellas, las calles desiertas solo habitadas por perros en grupo y cargados con todo nuestro equipo llegamos a la entrada de la iglesia. Pintada de verde, iluminada con luz de neón y construida sobre una base octogonal tiene las entradas separadas por sexos , a través de ellas llegas a una primera zona abarrotada de gente durmiendo en el suelo, hablando entre si, rezando frente a la pared, golpeando su cabeza contra ella, besando sus cruces, cantando, observando, respirando olor a una mezcla de incienso y comida, el paso del tiempo lo invade todo, nos parece que el olfato nunca antes fue tan útil y tan inútil como aquí. Todos visten el gabi blanco que los protege del frío y los vuelve algo más puros en este lugar. Recorremos esta primera zona absortos, excitados, con los 5 sentidos trabajando sin cesar, recorremos todo el círculo para volver al punto de origen saltando a la gente que descansa en el suelo, los tambores, las campanitas y los mil y un objetos que toda esta gente lleva encima para pasar aquí las largas horas rezando. El Antiguo Testamento escrito en Geez se escucha sin cesar y de él solo entendemos dos palabras Mariam y Giorgios. Calculamos que unas 1000 personas llenan este recinto, nos da la sensación de haber viajado en el tiempo, el espacio y mucho más y haber aterrizado en este lugar de gente fervientemente religiosa y seguidora del Antiguo Testamento. Todos nos observan absortos, para ellos es más extraño vernos a nosotros allí que verse a ellos mismos en ese lugar inventado.

A través de unas cortinas espesas llegamos a la siguiente zona, al siguiente círculo. En él curas y obispos cantan formando filas y haciendo unos movimientos que para nosotros son bailes y para ellos rezos. Con la cruz de madera en alto y el Antiguo Testamento en mano se van turnando un micrófono que desentona en este lugar con toques milenarios, ahora vemos de donde salen todas esas voces que semana tras semana oímos en nuestra habitación. Algunos de ellos duermen sobre largos palos de madera, otros rezan , los más nos observan atónitos. Parecen contentos de vernos allí, su primera pregunta siempre es nuestro lugar de procedencia, nos da una extraña sensación nombrar a España en este lugar tan apartado, tan alejado de nosotros mismos, la segunda pregunta que religión profesamos y hablamos del catolicismo, imposible nombrar la palabra ateo, y en tercer lugar y al hablar de Barcelona nos dan recuerdos para Messi, extraño lugar para nombrarlo ¿no? el fútbol siempre presente.

Volveremos a casa con todo esto capturado en imágenes y recuerdos imborrables.

Mañana empezamos nuestro camino de vuelta.

¿Sabremos ser de nuevo europeos?

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