11.02.2012

Mekelle. Nuestra ciudad adoptiva en Etiopía.

Jueves 01.11.2012. Mekelle.
Hace tres días el cielo se despertó como siempre, radiante y azul, a las pocas horas unas nubes negras lo cubrieron y dejaron caer una lluvia de 4 horas. Nosotros contentos por ver llover y oler a tierra mojada, un olor intenso que se te queda en la garganta. La gente con cara de preocupación, no es época de lluvias y nadie la esperaba. Al día siguiente vemos el resultado y el porque de la preocupación, había unos 20 pacientes citados para ese día, venidos de todos los rincones del Tigray, y solo aparecieron 8 personas. Enseguida averiguamos que el motivo ha sido la lluvia. El 85% de la gente de este país es campesina y una lluvia caída a destiempo hace que todos tengan que estar en el campo recogiendo el tech, el cereal base de su alimentación, con el que hacen la injera. Los familiares no han podido acompañar a los ciegos a la clínica, niños y adultos están en el campo segando apresuradamente. Los dos días siguientes el ritmo también es más lento del esperado en la clínica, nadie sabe cuando todo volverá a funcionar con
normalidad. Nuestro trabajo también adquiere un ritmo más lento pero las entrevistas y los retratos siguen su curso.
Gracias a las entrevistas a esta gente y a las posteriores traducciones al inglés, empezamos a saber algo más de las costumbres del Tigray. La gente que habla delante de nuestra cámara ronda los 65 años ya que necesitamos a gente ciega de los dos ojos para desarrollar el proyecto, tantos años vividos en un país así les hace especiales. Averiguamos que el olor que respiramos cuando estamos cerca de ellos o entramos en la habitación en la que han dormido para montar el set fotográfico, no es olor a pobreza como pensábamos con nuestra mente blanca y occidental.
La etnia tigray tiene por costumbre vestir un gabi, tela blanca que cubre su cuerpo tanto
hombres como mujeres, cuando compran uno nuevo lo embadurnan con una especie de
mantequilla grasienta y lo entierran bajo tierra para que adopte un color marrón y ese olor tan peculiar, todo esto es signo de riqueza, de que tienen un gabi nuevo y mantequilla para untarlo, así que lo que pensábamos era olor a pobreza en realidad es olor a riqueza. También usan esta mantequilla para el pelo y la cara.
La edad nos confunde, gente de 80 años con la cara arrugada pero las piernas delgadas y
fibrosas, en ellas puedes averiguar cual ha sido su medio de transporte durante todos sus años. Cuando preguntamos la edad, los familiares hablan entre ellos y al cabo de un rato contestan, desconocemos que se dicen y que averiguan entre todos. Nos cuentan que cuando nace un niño se espera hasta que tenga 5 años para inscribirlo en el registro, debido a la alta mortalidad infantil cuando los inscribían al nacer y morían era un gran papeleo dar una baja. En España superadas las dos horas de vida ya es momento para constatar que está vivo, en Etiopía hacen falta 5 años para constatar lo mismo… nos parece increíble a la vez que comprensible… ellos lo cuentan sin asombro.
La lluvia hace que las fotografías al atardecer tomen otro aspecto, la luz ha cambiado y nos parece preciosa. Hora de salir a recorrer Mekelle.










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