10.27.2012

Camera Blind Project. Depresión del Danakil, 129 m. bajo el nivel del mar, 47ºC.







Podrás leer mil y una páginas sobre el lugar del que venimos, te podrán contar como es el calor que allí se respira y explicar como es la gente que habita ese lugar pero, como casi siempre en Etiopía, la realidad superará cualquier pronóstico.
En el mundo solo existen dos lugares tan extremos por sus temperaturas, el Valle de la Muerte en California deshabitado desde hace tiempo y la Depresión del Danakil, el lugar del que volvemos después de pasar tres días por esas tierras, habitado por los Afar. Ahora es invierno en ese lugar, la temperatura por el día era de 47º y por la noche de 39º, esta es la media anual menos los tres meses de verano que oscila entre 55º y 60º.
Salimos de Mekelle a las 8 de la mañana y llegamos a Dallol a las 4 de la tarde, el 4x4 que alquilamos para llegar hasta allí nunca podría imaginar que en España usamos estos coches para ir al colegio a recoger a nuestros hijos. La “carretera” es complicadísima, a la media hora averiguamos que solo se puede viajar con la ventanilla bajada si no hay camiones que levanten polvo, en cuanto se divisa un camión a lo lejos hay que cerrarla rápidamente. Intentamos contar cuantas veces habremos abierto y cerrado la ventanilla de manivela, rondará las 100 veces cada uno en todo el viaje. En el coche viajamos junto con el conductor y Yetim el cocinero y guía.

Cruzamos la frontera entre la provincia del Tigray y la Afar, con un permiso previamente pagado los militares nos dan paso. De pronto todo es seco, piedra y cactus, las gentes son mucho más negras de piel y parece que nos hayamos adentrado en la provincia de los jugadores de baloncesto, los hombres son altísimos y delgadísimos, visten largas faldas de colores y como no, las cangrejeras de plástico.
Antes de llegar a Dallol, la “ciudad” donde dormiremos recogemos por el camino a un policía y a cuatro militares armados, está prohibido entrar en estas tierras sin protección armada del ejército etíope, es extrañísimo compartir el coche con esta gente y sus armas. Estamos a 15 km. de la frontera cerrada con Eritrea y hay que llevar protección.
Te podrán decir que Dallol es la última ciudad antes de adentrarte en el Danakil y nunca pensarías que dentro de la definición de ciudad puede tener cabida este lugar. Casas construidas con palos y techos hechos con una especie de esparto, llegamos al que será nuestro hogar aquí. Nos aconsejan que durmamos a ras del cielo por el calor y , como no, les hacemos caso.
Los Afar tienen un dicho: más vale morir que vivir sin haber matado… en fin… practican el comercio de sal como forma de vida, aguantan estas temperaturas toda su vida, aquí nacen, tienen hijos, los crían, juegan, celebran sus fiestas y van a la mezquita ya que son todos ellos musulmanes, mueren de cualquier enfermedad ya que no hay médicos ni hospitales.  Liman sus dientes para que la parte de abajo acabe en punta y así infundir más miedo, con estos dientes, sus faldas, su altura y las cangrejeras en los pies nos recuerdan a alguien nunca imaginado antes.  
En cuanto oscurece cada uno coge una cama sacada de la serie “Érase una vez el hombre” y a dormir. Les imitamos.
La temperatura baja a 38º, apenas se distingue la oscuridad del cielo, muchísimas estrellas dan la sensación de que estas bajo un techo altísimo.
Al día siguiente emprendemos la visita al volcán y al mar de sal, donde los Afar y sus camellos la extraen y la llevan a Mekelle después de una semana de viaje a pie con la caravana de camellos. Todas las historias que aquí descubres y conoces parecen sacadas de lugares muy antiguos, nunca imaginarías que se sigue trabajando así y que este pueblo sigue existiendo. Hay que nacer Afar para poder serlo.

El desierto está encima de una grieta en la corteza terrestre, en una región conocida como el infierno en la tierra, una gigantesca llanura salpicada de formaciones de sal, sulfuretos y azufre cuya actividad volcánica es una de las más activas en todo el mundo  En el volcán Dallol, el paisaje es impresionante, con fuentes ardientes con una gama de colores brillantes, que van del naranja al verde, pasando por el blanco y el amarillo brillante, debido al azufre y a otros minerales. Estas formaciones de minerales que salen de las entrañas de la tierra crean un panorama que parece de otro planeta. Este es el lugar que tiene el récord de temperatura media más alta en un lugar habitado en la Tierra. Algunos científicos y geólogos creen que debido al calentamiento global, el mundo puede acabar siendo muy similar al infierno de Etiopía y por lo tanto estudian ese entorno y cómo viven allí animales y humanos.

Cuando volvemos a Mekelle nos parece más verde que nunca, un lujo… la ducha que nos damos creo que tardaremos en olvidarla. Ha sido increíble conocer esa parte del mundo, ¿cómo es posible que esa gente se asentara allí algún día y que nunca se haya ido?, sus pies descalzos andan como si nada por la parte más caliente del planeta.


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